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CIUDAD DE MÉXICO – Oh, no. No otra vez.
CIUDAD DE MÉXICO – Oh, no. No otra vez.
Este fue el sentimiento generalizado a lo largo de una amplia área del este del Caribe el domingo conforme los habitantes —algunos de los cuales todavía revisan entre los escombros dejados por el huracán Irma— se preparaban para el impacto de otra poderosa tormenta que los acecha en el océano Atlántico.
El huracán María (actualmente de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson) retumbaba hacia las Antillas Menores, las islas que forman una curva desde las Islas Vírgenes hasta Granada, y los meteorólogos pronostican que la tormenta continuará fortaleciéndose conforme se acerca a Puerto Rico y las Islas Vírgenes de Estados Unidos y Británicas.
“No creo que nadie esté emocionalmente preparado para ello”, dijo Cruselda Roberts, una agente de bienes raíces en las Islas Vírgenes de Estados Unidos, que fueron azotadas por el huracán Irma. “Pero haremos nuestro mayor esfuerzo”.
La nueva tormenta llega a menos de dos semanas después de que el huracán Irma tocara tierra en Antigua y Barbuda, antes de arrasar a través del Caribe y Florida, lugares donde mató a decenas, destruyó barrios completos y dejó a miles sin hogar.
La tarde de domingo, el huracán María registraba vientos sostenidos de 121 kilómetros por hora y tenía una trayectoria que se ubicaba más hacia el sur que la del huracán Irma. Unos meteorólogos dijeron que la probable trayectoria al inicio de la semana la llevaría hacia o cerca de las islas que prácticamente no fueron impactadas por Irma, incluida Dominica, Guadalupe, Martinica, Montserrat, así como San Cristóbal y Nieves.
Las alertas de huracán permanecen en efecto para varias de las islas más hacia el norte que fueron afectadas por Irma, incluidas la isla de San Martín, San Bartolomé y Anguila, que todavía tratan de evaluar la cantidad de daños que sufrieron.
En la región, los habitantes se preparaban el domingo para la llegada de la más reciente tormenta, colocaron tablas de madera en sus ventanas y reunieron provisiones. Los funcionarios abrieron refugios y difundieron en medios de comunicación los números para contactar a los servicios de emergencia.
En las islas que fueron amenazadas por el huracán Irma, pero que no fueron impactadas con fuerza, algunos descubrieron que no tenían mucho trabajo por hacer. Las ventanas todavía estaban cubiertas y las provisiones de alimentos y agua permanecían sin ser tocadas.
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