Stan Brock, originario de Inglaterra, siempre había soñado con ser un cowboy así que cuando surgió la oportunidad de embarcarse en una aventura en el Amazonas no lo dudó un instante.
Siendo un adolescente llegó a Guyana y trabajó en el rancho Dadanawa, en medio de la selva Rupununi, en la frontera sur de Guyana con Brasil. Por aquel entonces era uno de los lugares de ganado más grandes del mundo.
Allí todos eran amerindios menos él, o eso asegura Brock en uno de sus libros.
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Este aventurero octogenario conversó recientemente con el programa Outlook de la BBC y explicó las razones que lo llevaron a proveer atención sanitaria a millones de americanos en los últimos 30 años.
Todo empezó intentando domar un caballo.
El vaquero
"Al principio me dieron un caballo muy manso hasta que aprendiese a manejar las riendas", relató.
Durante dos años cuidó del ganado en el rancho con este rocín pero cuando ya había aprendido a manejarlas, le dieron otro ejemplar con muy mala reputación.
"Lo llamaban demonio y ya había matado a otros vaqueros". Intentando domarlo, Brock resultó gravemente herido y las perspectivas de conseguir ayuda no eran muy esperanzadoras.
"Me dijeron que el doctor más cercano estaba a 26 días a pie". Fue ahí donde se le ocurrió la idea. "Tenía que hacer algo para acercar la ayuda sanitaria a esta gente".
Me dijeron que el doctor más cercano estaba a 26 días a pie"
Foto:Eric Hutchinson
El médico
El británico decidió entonces aprender a volar y llegar por aire hasta los sitios más recónditos donde las personas pudieran necesitar asistencia médica.
Se compró un avión y adquirió algunos conocimientos de medicina. "Me compré unos libros para aprender las nociones básicas y cargué el avión con penicilina y cosas así", recordó.
La compañía en la que trabajaba pagaba las facturas de los remedios que conseguía en las farmacias de la capital de Guyana, Georgetown.
Con el tiempo, el número de personas a las que trataba iba en aumento. Todo lo hizo por puro desinterés, aseguró.
"Yo era uno de ellos, formaba parte de la comunidad. Hablaba la lengua y esta gente estaba aislada. Lo menos que podía hacer era asistirlos si alguien caía enfermo".
Brock terminó por convertirse en un excelente conocedor de la selva guyanesa. Y fue por esta razón que un productor estadounidense lo contactó.
Estrella de televisión
El inglés comenzó a aparecer regularmente en un programa de televisión sobre fauna salvaje convirtiéndose en una especie de estrella en Estados Unidos.
Eventualmente, el éxito lo llevó a mudarse de forma definitiva al país norteamericano donde cada semana arrastraba a millones de espectadores a la pantalla para mostrarles los animales más exóticos que esconde este planeta.
Pero los platós y Hollywood no era lo que le interesaban. "Lo que yo quería era ayudar a la gente en lugares remotos y en países en desarrollo así que creé Remote Area Medical (RAM)".
Para entonces corría el año 1985 y empezó a ofrecer asistencia sanitaria a países como México y Guatemala.
Pero un día ocurrió algo inesperado.
"Debía ser el año 1990 cuando el alcalde de Sneedville, el condado más pobre de Tennessee, en Estados Unidos, me llamó para decirme que su único hospital había cerrado y que el único dentista en la zona acababa de abandonar. Necesitaban mi ayuda".
Brock se fue allí en avión con un dentista y lo que vio fue sorprendente: "Había 150 personas esperando para ser atendidas por el doctor".
Una o dos semanas más tarde, recuerda, recibió una llamada de un alcalde de otro condado en Tennessee.
"En poco tiempo me di cuenta de que cada pocas semanas nos estábamos yendo a alguna zona de Estados Unidos donde la gente también necesitaba que la viera un médico".
Brock acabó por ser un precursor de las llamadas free-clinics, donde se atiende a pacientes sin necesidad de que tengas seguro médico.
Tierra mar y aire
El operativo es sencillo. Brock y los suyos buscan un estadio, polideportivo o lugar con gran aforo, mete el material quirúrgico o lo que necesite en aviones, camiones y hasta barcos y un grupo de voluntarios atiende a las miles de personas que acuden cada vez que hay una convocatoria.
En estos más de 30 años ha organizado, según sus cuentas, 893 eventos como este en 1 millón de sitios de Estados Unidos gracias a la ayuda de una red de 1.400 voluntarios.
Lo ha hecho en pequeños pueblos pero también en grandes ciudades como Baltimore o Los Ángeles donde llegó a atender hasta a 7.000 personas en cuatro días.
"Desgraciadamente hay mucha gente en este país que no se puede permitir ver a un médico. Donde sea que vamos la gente viene y hace cola por días alojados en una carpa".
La mayoría del equipo y la flota provienen de donaciones. Según contó a Outlook, su organización RAM cuenta con equipamiento de primera clase, 200 sillas de dentista, una flota de camiones, 7 aviones y ahora también barcos.
"Somos efectivos por tierra mar y aire", dijo.
Este vaquero de ahora 81 años vive también de un modo singular. Duerme en las oficinas de RAM, sobre una especie de colchoneta, con apenas un saco de dormir. Asegura que no necesita más y no recibe sueldo.
"Somos efectivos por tierra mar y aire"
Lejos de verlo como algo extraordinario, le parece lo más usual.
"Dormir en el suelo es a lo que me acostumbré con los indios, y vivir en condiciones humildes me ayuda a sentirme identificado con los pobres de este país".
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