Santo Domingo.- Nadie podría imaginar que detrás de tantos éxitos, merengues, fiestas, conciertos, reconocimientos, multitudinarias presentaciones, a lo largo de de casi 70 años de edad, el músico Wilfrido Vargas lleva medicándose desde los 25 para tratar una ansiedad o trastorno emocional que le ha acompañado desde que recuerda estar en los brazos de su madre.
Su revelación es una sorpresa para todos a los que nos llegó el libro “Me volviste loco Wilfrido”, en donde cuenta, sin temor alguno, el padecimiento que sufre. Y lo revela con la intención
de dejar su experiencia para que a otros le pueda servir de ayuda. En visita al Listín Diario, el merenguero, que el año pasado fue reconocido por la Academia Latina de la Grabación con un Latin Grammy a la Excelencia Musical, comienza un relato impresionante recordando que desde niño comenzó a vivir episodios que lo marcarían para toda la vida.
Wilfrido Radhamés Vargas Martínez, su nombre real, al que en el seno de su hogar llamaban “Fifí”, sufre alucinaciones, desde muy pequeño y que son atribuidas a fiebres altas producto de una amigdalitis. Pero, cuenta, que fue operado a sangre fría de las amígdalas y las alucinaciones continuaron. Su vida estuvo marcada por un dolor y una pesadez en el cuerpo que cuando estaba en un escenario el público asumió que sus movimientos siempre fueron parte del espectáculo, pero ahora revela que sentía un peso enorme para mover sus piernas.
Este padecimiento, del que comenzó a tener conciencia desde muy joven, por el cual hoy usa un coctel de pastillas para tratarlo, no le impidió abrazar la música y tener en ella su gran motivación para vivir.
“La profesionalidad en mí ha estado por encima del dolor, del estado de ánimo, de las alucinaciones, por eso nunca nadie supo de esto que estoy revelando hoy”, contó.
Su familia siempre supo de su padecimiento, y aprendió a acompañarlo en los momentos difíciles. Sus músicos y compañeros de trabajo también supieron comprenderlo, pero sobre todo, respetar esos momentos en los que Wilfrido, de repente, podía cambiar de actitud.
Durante la entrevista, su mánager Huáscar Henríquez, quien lleva a su lado más de 20 años, ha aprendido a manejar los episodios y a reconocer cuando puede proceder con el trabajo.
Wilfrido reconoció que el padecimiento afectó sus relaciones amorosas y está actualmente soltero. Con sus hijos -tiene cinco- dice que ha sabido manejar la situación al punto de que ellos también respetan y comprenden su condición.
Su revelación es una sorpresa para todos a los que nos llegó el libro “Me volviste loco Wilfrido”, en donde cuenta, sin temor alguno, el padecimiento que sufre. Y lo revela con la intención
de dejar su experiencia para que a otros le pueda servir de ayuda. En visita al Listín Diario, el merenguero, que el año pasado fue reconocido por la Academia Latina de la Grabación con un Latin Grammy a la Excelencia Musical, comienza un relato impresionante recordando que desde niño comenzó a vivir episodios que lo marcarían para toda la vida.
Wilfrido Radhamés Vargas Martínez, su nombre real, al que en el seno de su hogar llamaban “Fifí”, sufre alucinaciones, desde muy pequeño y que son atribuidas a fiebres altas producto de una amigdalitis. Pero, cuenta, que fue operado a sangre fría de las amígdalas y las alucinaciones continuaron. Su vida estuvo marcada por un dolor y una pesadez en el cuerpo que cuando estaba en un escenario el público asumió que sus movimientos siempre fueron parte del espectáculo, pero ahora revela que sentía un peso enorme para mover sus piernas.
Este padecimiento, del que comenzó a tener conciencia desde muy joven, por el cual hoy usa un coctel de pastillas para tratarlo, no le impidió abrazar la música y tener en ella su gran motivación para vivir.
“La profesionalidad en mí ha estado por encima del dolor, del estado de ánimo, de las alucinaciones, por eso nunca nadie supo de esto que estoy revelando hoy”, contó.
Su familia siempre supo de su padecimiento, y aprendió a acompañarlo en los momentos difíciles. Sus músicos y compañeros de trabajo también supieron comprenderlo, pero sobre todo, respetar esos momentos en los que Wilfrido, de repente, podía cambiar de actitud.
Durante la entrevista, su mánager Huáscar Henríquez, quien lleva a su lado más de 20 años, ha aprendido a manejar los episodios y a reconocer cuando puede proceder con el trabajo.
Wilfrido reconoció que el padecimiento afectó sus relaciones amorosas y está actualmente soltero. Con sus hijos -tiene cinco- dice que ha sabido manejar la situación al punto de que ellos también respetan y comprenden su condición.
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