Estar con alguien que se encuentra en estado de sufrimiento tiende a ser difícil, ya que suele despertar emociones de alarma, preocupación y angustia, lo que dificulta una comunicación efectiva entre ambas partes. Un típico ejemplo de ello es hablar a una persona con cáncer.
Enfrentarse a las reacciones emocionales de un paciente oncológico no es tarea fácil, pues no todos cuentan con los recursos necesarios para ofrecer un apoyo emocional efectivo. La carencia de estas habilidades empeora la angustia provocada al percibir el sufrimiento del otro, en especial si se trata de alguien allegado o querido.
Dadas estas circunstancias,
se expondrán algunos consejos que nos ayudarán a mantener una comunicación eficaz con
paciente oncológicos. Al mismo tiempo, contribuirá a ofrecer la contención y
apoyo que estas personas necesitan.
Al establecer comunicación con una persona enferma es de vital importancia ser
acertado con lo que se trasmite. Las palabras y los
gestos pueden marcar la diferencia en el estado anímico
del paciente.
Mantener una escucha activa
Oír y escuchar son dos cosas diferentes. Escuchar implica entender
más allá del mensaje que se quiere trasmitir. En otras palabras,
consiste en poner atención a cómo se dicen las cosas: el lenguaje no verbal.
Asimismo, al hablar a una persona con cáncer se trata de hacerle sentir que
está siendo escuchada.
El rasgo esencial de la escucha activa es el silencio, el que
debe mantenerse con una postura atenta y relajada, mirando con fijeza a la otra
persona para hacerle entender que uno está ahí. Por su
parte, escuchar aumenta la habilidad de mostrar empatía, pues permite una mayor
compresión de la situación.
Mostrar empatía
Una respuesta habitual e
inmediata suele ser la desestimación del sufrimiento de la persona con cáncer.
De esta manera, se trata de aliviar su angustia con comentarios positivos,
tales como “arriba esos ánimos” o “no te preocupes”. Este tipo de
respuesta, aunque carezca de malas intenciones, le resta importancia a su
situación y no demuestra empatía.
Una respuesta empática requiere el
entendimiento del sufrimiento del otro. Ser empático
implica legitimar y validar los sentimientos ajenos. Algunos ejemplos de
respuestas empáticas, según Galain y colaboradores, serían las siguientes:
“Entiendo que usted se sienta de esa forma”.
“Sí, este es un momento de incertidumbre que produce
mucha ansiedad”.
“Está angustiado, está preocupado, está cansado del tratamiento”.
Facilitar la expresión de emociones
Se debe permitir que la
persona enferma manifieste sus sentimientos, bien sea de forma verbal o no
verbal. Hay que tener siempre presente que es normal el sentimiento de temor,
rabia, culpa y demás emociones mencionadas. Permitir la expresión de los estados emocionales ayudará a sentirse más
aliviado y comprendido.
Evitar contra argumentar
La vivencia psicológica,
emocional y física del cáncer no es la misma para todo el que padece la
enfermedad. En ella intervienen una variedad de características como la edad, el sexo, el momento de
vida en que ocurre, el soporte emocional. Cada una hace que la experiencia sea
particular.
De esta manera, la persona con cáncer cuenta su experiencia
en función de cómo la vive. Por lo tanto, hay que evitar
comentarios que intenten explicar o aclarar cualquier aspecto, tales como “eso no es así” o “te equivocas”.
No obstante, si el asunto es
importante (como por ejemplo, la adhesión a un tratamiento) es mejor sugerir
que imponer. En estos casos, se deben ofrecer argumentos sólidos, cuya
finalidad sea convencer a la persona.
No juzgar
Las reacciones de los
pacientes tampoco son las mismas. También dependerán de variables como la edad,
el sexo, el momento de vida, la cultura. De esta forma, es común que los pacientes manifiesten
respuestas que no son las más esperadas. En estos casos, al
hablar a una persona con cáncer, hay que intentar comprender y mostrar empatía.
Mostrar un lenguaje no verbal acorde
La comunicación no verbal (la postura, las
expresiones faciales) es una fuente de información para el interlocutor.
Por lo tanto, se debe procurar que ésta sea coherente con la comprensión que se
quiere trasmitir. Dicho esto, se recomienda evitar las expresiones como fruncir el ceño o mostrar un
lenguaje corporal tenso.
Cuando una persona es diagnosticada con cáncer es normal que manifieste un
abanico de emociones, tales como miedo, ansiedad, tristeza, angustia,
incertidumbre, rabia, culpa, desesperanza, entre otros. Esto puede devenir en
trastornos que afectan la salud mental.
Los cuadros depresivos, trastornos de ansiedad y adaptativos son
las afecciones mentales más comunes entre los pacientes oncológicos. Por lo
tanto, es de vital importancia reconocer y atender la sintomatología
psicológica y emocional de la persona con cáncer.
Si la salud mental del
paciente no se descuida, contribuye a una mejor adaptación y calidad de vida
durante el proceso patológico. Asimismo, se previene el desarrollo de un
trastorno psicológico más severo.
Por su parte, el acompañamiento familiar y
social juega un papel importante para el afrontamiento. Si se
aplican las herramientas expuestas es posible conseguir que el paciente se
sienta contenido y con más fortaleza para atravesar su situación.
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