ROSARIO, Argentina — Pasaron décadas antes de que hicieran su gran viaje a Nueva York. Hace treinta años, cuando todavÃa eran estudiantes de secundaria en esta ciudad industrial de Argentina, diez jóvenes prometieron celebrar su reunión en algún lugar con estilo.
“En treinta años tenemos que viajar”, dijo Cristian Ciancia, un compañero graduado, recordando el compromiso. Los amigos
finalmente eligieron Nueva York, pero el costo era demasiado alto. Asà que Ariel Erlij, uno de los cinco argentinos muertos en el ataque terrorista del martes en el Bajo Manhattan, no lo pensó dos veces y ayudó a pagar los pasajes, dijeron sus amigos.
“A ningún amigo, ningún conocido, le negó la mano cuando alguien se la pidió”, dijo Cristian Ciancia, uno de los compañeros de clase que no fue al viaje.
Finalmente, cuando cumplieron la promesa que hicieron hace treinta años, sucedió lo inimaginable.
Un conductor arrolló a ciclistas y peatones en la ciclovÃa dispuesta a lo largo del rÃo Hudson el martes por la tarde, y mató a ocho personas, incluyendo a la mitad del grupo de argentinos.
“No lo entendemos. Tanta maldad que está pasando en el mundo”, dijo Alejandro Luca, un amigo cercano y socio comercial de Erlij.
Los amigos argentinos habÃan sido inseparables en la secundaria y se mantuvieron unidos a lo largo de los años, incluso pese a que dos de ellos se mudaron a Estados Unidos.
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De izquierda a derecha: Hernán Ferrucchi, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij, Iván Brajckovic, Juan Pablo Trevisan, Hernán Mendoza, Diego Angelini y Ariel Benvenuto en el aeropuerto camino a Nueva York Credit Familia Trevisan, vÃa Associated Press
El sábado pasado, ocho de ellos partieron a Estados Unidos desde la ciudad argentina de Rosario, ubicada al noroeste de Buenos Aires. Antes de abordar el vuelo se tomaron fotos con camisetas blancas que decÃan “LIBRE”, en grandes letras negras.
Las camisetas fueron idea de Erlij por una broma hecha en un grupo de WhatsApp sobre cómo serÃa para esa pandilla de amigos, ahora de alrededor de 40 años, volver a ser inseparables durante unos dÃas, sin sus esposas.
Los otros participantes del viaje que fallecieron eran: Hernán Ferrucchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza, Diego Angelini, todos arquitectos, según el diario argentino ClarÃn. Los sobrevivientes fueron MartÃn Marro, que vive en Massachusetts; Guillermo Banchini, quien vive en Nueva York; Iván Brajkovic; Juan Pablo Trevisan, y Ariel Benvenuto.
El hijo de Pagnucco, Ornee Pagnucco, dijo en una breve entrevista realizada a través de las redes sociales que los participantes de la reunión habÃan “compartido videos y fotos con mucha emoción”. Su padre era “un gran hombre y el mejor padre del mundo”, dijo Ornee. “Estoy en un momento muy feo de mi vida”, comentó.
Los miembros de la escuela de tres pisos, que tiene escaleras de mármol y techos altos, están devastados. Bibiana Vignaduzzo, maestra de FÃsica, compartió recuerdos de los hombres que tomaron su clase de mecánica técnica en 1986.
“Los diez eran grandes amigos en ese momento”, dijo Vignaduzzo, de 58 años, en una entrevista. “Si hay algo que recuerdo de ellos es que todos eran grandes bromistas. No de mal gusto, pero siempre bromeaban entre sà y con sus compañeros de clase”.
Alicia Oliva, subdirectora de la escuela, dijo que los grupos de amigos que se gradúan del Politécnico en Rosario a menudo permanecen cerca.
“Este grupo no fue una excepción”, dijo Oliva. “Muchos de nuestros estudiantes forman vÃnculos que duran toda la vida y todavÃa se ven, se van de vacaciones juntos”.
El martes, el dÃa escolar comenzó con un minuto de silencio a las 07:30 de la mañana. “Todos fueron muy respetuosos”, dijo Oliva. “Les dije a los estudiantes que era una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la comunidad y la tolerancia”.
Ese mensaje resonó para AgustÃn Riccardi, de 18 años, el presidente del consejo estudiantil.
“Hay mucha consternación porque cuando me detuve a pensar en eso, sentà que también me gustarÃa irme de viaje con mis compañeros de clase dentro de treinta años y que una reunión asà termine de esta manera es simplemente devastador”, dijo. “Incluso si no conocemos a las vÃctimas, sabemos que son padres, tÃos, primos de personas que conocemos. Esta es una comunidad pequeña”.
Erlij, el organizador del viaje, fue un exitoso empresario del acero e inversionista de bienes raÃces. Era padre de tres hijos y, aunque amasó una riqueza considerable, según sus amigos siempre se mantuvo sencillo en sus modales.
“TenÃa un corazón grande”, dijo Alejandro Luca, un amigo cercano y socio comercial. “No hay nadie que no lo llore”.
“En treinta años tenemos que viajar”, dijo Cristian Ciancia, un compañero graduado, recordando el compromiso. Los amigos
finalmente eligieron Nueva York, pero el costo era demasiado alto. Asà que Ariel Erlij, uno de los cinco argentinos muertos en el ataque terrorista del martes en el Bajo Manhattan, no lo pensó dos veces y ayudó a pagar los pasajes, dijeron sus amigos.
“A ningún amigo, ningún conocido, le negó la mano cuando alguien se la pidió”, dijo Cristian Ciancia, uno de los compañeros de clase que no fue al viaje.
Finalmente, cuando cumplieron la promesa que hicieron hace treinta años, sucedió lo inimaginable.
Un conductor arrolló a ciclistas y peatones en la ciclovÃa dispuesta a lo largo del rÃo Hudson el martes por la tarde, y mató a ocho personas, incluyendo a la mitad del grupo de argentinos.
“No lo entendemos. Tanta maldad que está pasando en el mundo”, dijo Alejandro Luca, un amigo cercano y socio comercial de Erlij.
Los amigos argentinos habÃan sido inseparables en la secundaria y se mantuvieron unidos a lo largo de los años, incluso pese a que dos de ellos se mudaron a Estados Unidos.
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De izquierda a derecha: Hernán Ferrucchi, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij, Iván Brajckovic, Juan Pablo Trevisan, Hernán Mendoza, Diego Angelini y Ariel Benvenuto en el aeropuerto camino a Nueva York Credit Familia Trevisan, vÃa Associated Press
El sábado pasado, ocho de ellos partieron a Estados Unidos desde la ciudad argentina de Rosario, ubicada al noroeste de Buenos Aires. Antes de abordar el vuelo se tomaron fotos con camisetas blancas que decÃan “LIBRE”, en grandes letras negras.
Las camisetas fueron idea de Erlij por una broma hecha en un grupo de WhatsApp sobre cómo serÃa para esa pandilla de amigos, ahora de alrededor de 40 años, volver a ser inseparables durante unos dÃas, sin sus esposas.
Los otros participantes del viaje que fallecieron eran: Hernán Ferrucchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza, Diego Angelini, todos arquitectos, según el diario argentino ClarÃn. Los sobrevivientes fueron MartÃn Marro, que vive en Massachusetts; Guillermo Banchini, quien vive en Nueva York; Iván Brajkovic; Juan Pablo Trevisan, y Ariel Benvenuto.
El hijo de Pagnucco, Ornee Pagnucco, dijo en una breve entrevista realizada a través de las redes sociales que los participantes de la reunión habÃan “compartido videos y fotos con mucha emoción”. Su padre era “un gran hombre y el mejor padre del mundo”, dijo Ornee. “Estoy en un momento muy feo de mi vida”, comentó.
Los miembros de la escuela de tres pisos, que tiene escaleras de mármol y techos altos, están devastados. Bibiana Vignaduzzo, maestra de FÃsica, compartió recuerdos de los hombres que tomaron su clase de mecánica técnica en 1986.
“Los diez eran grandes amigos en ese momento”, dijo Vignaduzzo, de 58 años, en una entrevista. “Si hay algo que recuerdo de ellos es que todos eran grandes bromistas. No de mal gusto, pero siempre bromeaban entre sà y con sus compañeros de clase”.
Alicia Oliva, subdirectora de la escuela, dijo que los grupos de amigos que se gradúan del Politécnico en Rosario a menudo permanecen cerca.
“Este grupo no fue una excepción”, dijo Oliva. “Muchos de nuestros estudiantes forman vÃnculos que duran toda la vida y todavÃa se ven, se van de vacaciones juntos”.
El martes, el dÃa escolar comenzó con un minuto de silencio a las 07:30 de la mañana. “Todos fueron muy respetuosos”, dijo Oliva. “Les dije a los estudiantes que era una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la comunidad y la tolerancia”.
Ese mensaje resonó para AgustÃn Riccardi, de 18 años, el presidente del consejo estudiantil.
“Hay mucha consternación porque cuando me detuve a pensar en eso, sentà que también me gustarÃa irme de viaje con mis compañeros de clase dentro de treinta años y que una reunión asà termine de esta manera es simplemente devastador”, dijo. “Incluso si no conocemos a las vÃctimas, sabemos que son padres, tÃos, primos de personas que conocemos. Esta es una comunidad pequeña”.
Erlij, el organizador del viaje, fue un exitoso empresario del acero e inversionista de bienes raÃces. Era padre de tres hijos y, aunque amasó una riqueza considerable, según sus amigos siempre se mantuvo sencillo en sus modales.
“TenÃa un corazón grande”, dijo Alejandro Luca, un amigo cercano y socio comercial. “No hay nadie que no lo llore”.
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