SANTO DOMINGO, RD.-El asesino de la venezolana Reyna Isabel Encarnación y sus tres hijos, mató también el perro chihuahua que los menores tenían de mascota, pero además convivió tres días en el apartamento con los cadáveres.
Sin embargo, el sábado previo a que cometiera los homicidios, Víctor Alexander Portorreal Mendoza (El Metálico), entregó su hija de un año y medio de edad que criaba junto a sus hijastros, a la madre de ésta, detallaron los vecinos del barrio Enriquillo, del kilómetro 8 de la carretera Sánchez.
En una ocasión Portorreal Mendoza (El Metálico), tomó también la gallina de un vecino, la degolló y se bebió la sangre caliente que derramaba el ave directamente de la herida.
Todos los días Portorreal Mendoza, quien era apodado como “el Metálico, Chamán Chakra o la Greña, transportaba los niños de Reyna Isabel a la escuela San José, ubicada en el kilómetro siete y medio de la carretera Sánchez.
Vecinos del lugar creen que lo que desató la ira de Víctor Alexander Portorreal Mendoza en contra de la familia que lo mimaba y lo consentía, fue un culto que hizo un vecino evangélico en la proximidad.
“En medio del culto, cuando el asesino entraba a la vecindad, el pastor predicando empezó como a tirar puya y decía “aquí me huele a metálico, “me huele a santería”, “me huele a altares”, “es más, me huele a sangre, me huele a muerte”, contaron.
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