Amy consiguió perder 120 kilos a lo largo de dos años. Para ello se sometió a una cirugía gástrica y empezó a hacer ejercicio.
Sin embargo, después del esfuerzo realizado, ahora tiene que sobrellevar un efecto que le preocupa: el exceso de piel que cuelga sobre su abdomen.
Además de causarle angustia, cuenta, también entorpece sus ejercicios.
Pero la cirugía plástica para quitarse la piel flácida cuesta alrededor de U$12.000 y el NHS, el sistema de salud en Reino Unido, "no lo considera esencial", explica Amy.
Según explicó a BBC Newsbeat el cirujano plástico Mark Soldin, quien trabaja de forma privada y también para el NHS, si uno ha perdido más del 50% de su peso corporal debería tener acceso a la cirugía para retirar la piel sobrante.
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