Nicaragua vivió el domingo su jornada más sangrienta en casi tres meses las protestas contra el presidente Daniel Ortega, según las estimaciones del principal organismo local de defensa de los derechos humanos.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) informó este lunes que que 38 personas murieron ese día, entre opositores, policías y fuerzas de choque leales al Ejecutivo.
La presidenta del Cenidh, Vilma Núñez, precisó que 35 personas murieron en los municipios de Diriamba y Jinotepe, en el departamento de Carazo, y tres más en el norteño departamento de Matagalpa.
Núñez dijo que 31 de los fallecidos eran opositores al gobierno que se encontraban en los cortes de vías, cuatro pertenecían a la policía y tres eran miembros de las llamadas "fuerzas de choque" del Ejecutivo.
Inicialmente la organización había reportado un mínimo de 14 muertos, pero había advertido que podían ser más.
"Ortega comenzó su plan limpieza, su plan de exterminio", le dijo después Núñez dijo a BBC Mundo.
Por su parte, el gobierno nicaragüense, a través de un comunicado emitido la tarde de este lunes, simplemente dijo que había cumplido su deber constitucional de restablecer el orden y la libre circulación en el país.
"Ante el sufrimiento cotidiano impuesto a las familias nicaragüenses que desde el 18 de abril de este año han padecido la violencia de terroristas que han asesinado, torturado, y secuestrado a centenares de ciudadanos… le corresponde al Estadoactuar conforme a la ley", dice el comunicado del gobierno.
Desde que comenzaron las protesta hace tres meses, el día más sangriento había sido el 22 de abril.
En esa jornada, según los datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), murieron 21 personas, lo que ayudó a convertir lo que empezó como una protesta en contra de una reforma del sistema de pensiones en un verdadero alzamiento en contra del presidente Ortega.
"Operación limpieza"
La "operación limpieza" para quitar los tranques y barricadas que la población tenía en Jinotepe, Diriamba y varios municipios de Matagalpa, inició al amanecer del domingo, con la participación de la policía y civiles armados leales a Ortega.
"Sigue la represión en Nicaragua. Grupos armados progubernamentales apoyados por la Policia entran en las ciudades de manera masiva. Tiroteos y ráfaga de balas", denunció casi inmediatamente por Twitter el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrao.
La organización, que tiene una misión permanente de seguimiento y monitoreo de la situación en el país centroamericano, ha denunciado numerosas violaciones de derechos humanos por parte del Estado de Nicaragua.
"El Estado ha violado el derecho a la vida, el derecho a la manifestación, el derecho a la libertad de información", le dijo Abrao la semana pasada a BBC Mundo.
El gobierno nicaragüense, por su parte, ha tratado de defenderse denunciando los reportes de la organización como sesgados.
"Hay responsabilidad de violencia por todos lados, ha habido muertos por todos lados, ha habido excesos por todos lados", le dijo a BBC Mundo el ministro nicaragüense Paul Oquist también la semana pasada.
Pero según las cifras de organizaciones como el Cenidh, que contabiliza 251 personas fallecidas en los últimos meses en el marco de las protestas, la gran mayoría de los muertos son opositores.
Y lo mismo afirman otras organizaciones, como la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), la que ya registraba al menos 309 muertos antes de los ataques del fin de semana a Carazo y Matagalpa.
Agreden a religiosos
Este lunes también militantes oficialistas agredieron a sacerdotes en la catedral de Diriamba, en el oeste del país.
Los religiosos viajaron a esa localidad para asistir a pobladores que se resguardaban dentro de la catedral local.
Sin embargo, las fuerzas de choque del gobierno irrumpieron adentro de la catedral y golpearon e hirieron de levedad al obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Monseñor Silvio Báez -el obispo más crítico del gobierno- y al monseñor Miguel Mántica.
Las "jornadas de limpieza" se dan después de que Ortega pronunciase un discurso el pasado sábado diciendo que habrá elecciones cuando la ley lo mande en 2021 y no en 2019 como se lo ha demandado la Organización de Estados Americanos (OEA), la Iglesia y la oposición nicaragüense.
"Aquí las reglas las pone la Constitución de la República a través del pueblo, las reglas no pueden venir a cambiarlas de la noche a la mañana simplemente porque se le ocurrió a un grupo de golpistas", señaló Ortega en una marcha convocada en Managua.
La ley electoral de Nicaragua establece elecciones presidenciales cada 5 años y las próximas están previstas para 2021.
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