Quizás es una simple coincidencia, pero el dominicano Marcell Ozuna prendió los motores esta temporada cuando cayó con el rostro hacia el piso en la zona de seguridad.
Aquel blooper del 9 de abril, uno que seguramente será mostrado durante años, llegó en un momento en el que Ozuna estaba atravesando problemas en el plato, con una línea de .211/.250/.395 como cuarto bate de los Cardenales.
Pero el manager Mike Shildt lo mantuvo allí y Ozuna encontró nuevamente su ritmo como bateador. Desde aquel traspié tratando de robarse un jonrón, el cañonero ha sido uno de los mejores bateadores de la Liga Nacional y el sábado siguió su buen momento con un jonrón y cinco empujadas.
Ozuna ha bateado ocho de sus 10 jonrones desde el 10 de abril y ha empujado 21 carreras en 51 turnos durante ese lapso. Su decena de bambinazos en el primer mes son la tercera mayor cantidad en el primer mes en la historia de la franquicia, sólo por detrás de su compatriota Albert Pujols (14 en el 2006) y Mark McGwire (11 en 1998).
“Es un tremendo pelotero con unas herramientas diferentes y especiales”, comentó Shildt. “Y para bien suyo y de nosotros, está usando esas herramientas”.
El origen del resurgir de Ozuna se encuentra en la calidad del contacto que está haciendo. Durante los primeros 11 juegos de la temporada, Ozuna era 119no en las Mayores (mínimo 20 viajes al plato) en velocidad promedio de salida de los batazos con 88.6 mph., un número muy bajo para un pelotero acostumbrado a pegarle fuerte a la bola con regularidad.
Pero desde el 11 de abril, esa velocidad de salida promedio ha subido a 94.5, la 10ma mejor en las Mayores. El sábado, por ejemplo, puso tres bolas en juego, incluyendo un doble y el jonrón, con una velocidad superior a 100 mph.
“Eso es algo que yo busco, tratar de pegarle fuerte a la bola todo el tiempo”, dijo Ozuna. “Uno nunca sabe. Si le pegas duro, algo bueno puede pasar”.
Querer darle fuerte a la bola es una cosa. Poder hacerlo es otra, y en el caso de Ozuna se debe en buena medida a que está saludable. Comprometido por problemas de hombro el año pasado, y recuperándose de una cirugía en esa zona durante la primavera, a Ozuna le costó encontrar su timing en los primeros días de la campaña.
También arrancó el año con dolores en el costado tras un bolazo sufrido en uno de los últimos juegos de los entrenamientos.
“Encontrar el timing a veces toma tiempo, no es fácil volver a sentirse cómodo”, apuntó Shildt. “Pero no fue así en su caso”.
Además de recuperar su salud, Ozuna también revisó videos de su swing durante la temporada 2017, la mejor de su carrera. Dijo que planea mantener lo que descubrió “en secreto”, pero lo que sea que fuese, parece haber desbloqueado algo, según informó MLB.COM.
Ozuna tiene 13 juegos con más de una carrera empujada y ocho con más de un hit, y lleva mejor ritmo ofensivo del mostrado en el primer mes de aquella estelar temporada 2017. Finalizó aquel abril con .534 de slugging y .891 de OPS. Este domingo, amaneció con .663 y 1.019, respectivamente.
“Yo sólo veo la bola, la espero y hago swing”, dijo Ozuna. “Yo no sé si (el pitcher) me va a lanzar afuera, adentro, recta, curva. No lo sé. Sólo sigo la bola y hago buen contacto. Si le puedo pegar a la pelota, le voy a hacer swing”.
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