La agropecuaria debería ser la principal fuente de producción del país. Por algún motivo, Dios fue generoso al darnos una espléndida naturaleza; en la zona rural tenemos tierra fértil; plantas que crecen por doquier, dando frutos, aun sin el debido cuidado; animales y aves dándole vida al ambiente; ríos y manantiales frescos.
En medio de esta riqueza, vive un alto porcentaje de la población, pero la mayoría no se percata de esta mina
natural, y los que están consciente de ella, no encuentran como hacerla producir; necesitan ayuda.Por
esos motivos, he leído con alegría el Proyecto Agroalimentario Nacional (PAN),
elaborado por Horizonte Agrícola Internacional, que preside el ingeniero
agrónomo Pedro Compres; es una puerta de entrada, un rayo de luz, para los
campesinos de escasos recursos. Persigue enseñarles mecanismos para hacer
producir su pequeño lote de tierra, con pocos gastos, a fin de resolver sus
necesidades básicas.
El
PAN, ¡lo necesitamos con urgencia! es un esfuerzo por revivir el estilo
de nuestros ancestros, lo que hacían en sus conucos, donde sembraban y
cultivaban yuca, aguacate, batata, ñame, plátano, cilantro, etc., garantizando
comida a la familia y el excedente, lo intercambiaban o vendían en el mercado
para suplir otras necesidades; persigue que nuestros agricultores más
desposeídos, aprendan a criar animales y aves en su pequeño terruño; que tengan
infraestructura de pocilgas, granjas, invernaderos; es un seguir la
tradición de nuestros antepasados, llevarla a la práctica, pero con mejor
tecnología; con asesoría técnica, con financiamiento gubernamental.
Este
proyecto tiene muchas aristas hermosas. Dentro de ellas, integra la familia en
la microempresa; todos, de una u otra forma, pueden trabajar y sentirse útiles;
persigue que técnicos del área agropecuaria los asesoren y enseñen a hacer
producir su tierra; busca una economía familiar sostenible, diversificada, de
calidad, que aumente la producción y baje el costo de la canasta familiar; que
disminuya el hambre y la desnutrición. La tendencia es que el proyecto pase de
generación en generación; que adultos, niños y jóvenes entren en la vida
activa, elevando su auto estima, “sembrando por aquellos que no siembran”.
El
PAN habla de la inversión, costo de la estructura del invernadero de 320 metros
cuadrados, granjas, pocilgas, lo que pueden sembrar, producción y beneficios.
¡Me encanta! Es un respiro para los pobres; es tenderles las manos a nuestros
campesinos, para que permanezcan en su hábitat, disfrutando de la naturaleza,
desarrollando las potencialidades de su comunidad.
Aboguemos
porque se institucionalice la esencia del PAN, que de seguro es la misma del
gobierno y se ponga al alcance de los campesinos. Viene a mi
memoria el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), destinado a
promover el desarrollo rural, mejorar la calidad de vida de las familias
rurales, reducir la pobreza y aumentar la capacidad competitiva. Ayudaría que
las autoridades agropecuarias vayan a las comunidades, se acerquen a los
campesinos, y les expliquen las diferentes formas de utilizar su patio, su
tierra; así como las facilidades que les proporcionarían, para su pequeña
inversión inicial.
Ojalá
el gobierno fomente políticas públicas que inspiren las generaciones a producir
alimentos en nuestros campos, para consumo de la familia, para abastecer el
mercado nacional y aumentar las exportaciones; ojalá ayuden los pequeños
agricultores, para evitar que campesinos laboriosos, sin recursos para
trabajar, se vean precisados a formar cordones de miseria en las ciudades.
Indiscutiblemente,
si motivamos cada campesino a sembrar en su predio, haremos del país, un
hermoso vergel .
Por
Venecia Joaquín
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